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Matanzas anuales de focas bebé en Canadá

22 ene 2012

El gobierno de ese país promueve la matanza, en una forma despiadada, de miles de focas en su territorio. La meta es matar 350.000 focas para llegar a casi un millón en tres años. 

Ellos aducen la sobrepoblación que podría darse de este simpático e inofensivo animal, cosa que no resulta cierta y no es justificable de ninguna manera, ya que las condiciones climatológicas, el deshielo y otros factores han hecho que la población de estas focas vaya en descenso. 

La vulnerabilidad de estas focas se debe a que son criaturas de menos de tres meses, el 95% está entre los doce días de nacida y los 4 meses, a que a veces no han probado alimento, apenas han desarrollado unas pocas habilidades para nadar y están aun en el hielo, lo cual las hace presa fácil de estos hombres. 

El método para matarlas resulta terrible, y aun cuando afirman que es humanitario, no es así:
Se les golpea en la cabeza. Sin embargo, un solo golpe no las mata, así que o se les golpea una segunda vez o se les deja en el hielo agonizantes.

Se les inserta un gancho para arrastrarlas aún vivas, o bien se les quita la piel cuando todavía están conscientes. 

Las estadísticas mostradas por el IFAW, grupo que ha documentado los hechos, dicen que el 79% de estos tipos no han revisado si los animales están aún vivos cuando son despellejados, lo cual les ocasiona un sufrimiento inaceptable. 

Las regulaciones no se han respetado y, como afirma este grupo, no ha habido cargos hacia alguien a pesar de que los abusos son excesivos, se les deja morir y sufrir y aun vivas experimentan demasiado dolor. ¿Vale la pena económicamente esta cacería? 

Esta práctica representa una ganancia no tan importante para esta población (1% del PIB de la región). Sin embargo, aun cuando fuera un porcentaje importante para la economía canadiense, coincidiríamos, como IFAW lo señala, en que no se justificaría una sangrienta matanza para generar empleos en esta región. 

El daño ecológico y el desastre, aunado al deterioro de la imagen de Canadá, la generación de violencia y agresividad resultan sin duda más costosos que los beneficios que se puedan explicar. La situación económica de la región ha generado otro tipo de industrias y actividades, de forma que obtener beneficios por la comercialización de productos de foca resulta poco exitoso. 

Además la conciencia ecológica creciente de la población ha cambiado los hábitos de consumo, haciendo que los productos derivados de foca no sean atractivos. Un efecto importante además es en la generación y promoción de la violencia, fomentadas por el Gobierno. Porque no puedo imaginar que estos hombres, después de haber matado y torturado a estos animales indefensos, regresen a casa con una conducta pacífica y respetuosa de la vida. 

Además, se ha demostrado que quien agrede a animales, puede tener conductas similares con niños y mujeres. Así, que un gobierno fomente y difunda estas conductas creo que al final conduce a daños terribles a un país y finalmente al mundo. Que luego no nos extrañe y asombre la violencia, agresión y terrorismo que se vive en el mundo. 

Y este grado de crueldad y saña no es tolerable en una sociedad con mayor grado de civilización y desarrollo como lo es Canadá. De ahí surge la pregunta acerca de cuál debe ser nuestra relación con los animales. Creo que como seres racionales, los humanos tenemos una responsabilidad con la naturaleza, el medio ambiente, incluyendo plantas y animales. 

En general, las antiguas civilizaciones así lo señalaban, desde tiempos remotos, los antiguos pobladores de este continente lo veían así, ya sea los indígenas mesoamericanos y los indios que habitaban lo que hoy son los territorios de EU y Canadá, por ejemplo, recordemos el respeto que los indios que hoy viven en lo que hoy es EU, tenían y tienen por su tierra, animales y naturaleza. 

Para los creyentes, judíos y cristianos, esta responsabilidad se narra de forma muy clara en la Biblia. Dios confía al hombre la tarea de defender y promover, respetar y amar la vida y la Creación que Dios pone para dignidad del hombre. Y así, se dirige al  hombre en el Génesis y pide al hombre mandar sobre la tierra. De esta forma, sobre él recae la responsabilidad acerca de la preservación del hábitat, animal y humano, lo cual implica no sólo el presente, sino el futuro del planeta y un uso racional de los recursos. 


Así, que no podemos matar y agredir a la Creación de esta manera. Finalmente, queda la pregunta de qué podemos hacer. Por un lado, respetar a los animales y plantas en nuestro entorno, hacer un uso racional del agua, no contaminar y no comprar animales en peligro de extinción.





Increíble la siguiente noticia relacionada con todo esto... Sería algo muy gracioso de no ser porque no tiene ninguna gracia. Pensar que encima, su gobierno, tiene la desfachatez de lo que vais a leer a continuación:

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martes 15 de septiembre de 2009


Defensores de Focas condenados por el “atroz delito” de presenciar la muerte de una foca
George Orwell lo entendería

Hoy se dio a conocer el veredicto del caso del Gobierno Canadiense contra el capitán de Sea Shepherd, Alex Cornelissen, de Holanda, y el primer oficial, Peter Hammarstedt, de Suecia.

A ambos hombres se les negó el derecho a atender a su propio juicio en abril de 2009 debido a que fueron deportados, y no se les permitió regresar a Canadá para presentarse en su propia defensa.

A pesar de esto, el Tribunal de Nueva Escocia llevó a cabo el juicio, escuchando sólo el testimonio del fiscal de la Corona.

La jueza Jean Whalen dictaminó en julio que ambos hombres eran culpables de dos cargos cada uno por acercarse a 926 metros de una cacería de focas. Cada uno fue condenado al pago de una multa de 11.607 dólares por cada cargo, lo que significa un total de 45.000 dólares.

Es difícil creerlo, pero por el crimen de ser testigo y documentar la masacre de crías de focas Alex y Peter han recibido multas por 45.000 dólares.

45.000 dólares por la violación no delictiva de las regulaciones del Departamento de Pesca y Océanos, por el simple hecho de ser testigos de la masacre de focas bebé.

Las fotografías de la brutalidad contra las focas parecen ser las fotografías más caras jamás tomadas de una matanza de la vida salvaje.

Estas multas son muy superiores a cualquier multa recibida por los cazadores furtivos o por las violaciones de las cuotas de caza de focas.

Sin embargo, este veredicto no sorprende, siendo un país con un gobierno obsesionado patológicamente en apoyar la industria de la masacre de focas a toda costa. Ya hemos tenido la inquietante imagen del Gobernador General Michelle Jean comiendo un corazón crudo de foca en la televisión nacional y al Primer Ministro Stephen Harper devorando una comida de carne de foca para demostrar su solidaridad con los asesinos de bebés de Terranova y las Islas Maganderthal de Quebec.

La jueza fue histéricamente exagerada en su sentencia, declarando que “su comportamiento fue tan atroz que causó en veteranos marinos miedo por sus vidas”.

Es una imagen divertida. Rudos cazadores de focas de Terranova, grandes, fuertes y canosos encogidos de miedo frente a un montón de vegetarianos.


Cazadores de focas de Terranova “temiendo por sus vidas” mientras machacan los cerebros de las focas bebé (Imagen: Greg Hager/Sea Shepherd)

Esta declaración por sí misma vale la multa impuesta a nuestros valientes oficiales por sus esfuerzos para exponer las atrocidades cometidas en los témpanos de hielo contra los bebés de foca.

El tribunal también citó el desacato a los funcionarios de Pesca cuando, ante sus demandas para que mostrase un permiso para aproximarse a la cacería de focas, Peter Hammarstedt respondió por radio “¿Permiso? Yo no necesito ningún apestoso permiso.”

Al parecer, el tribunal conocía la famosa frase de Alfonso Bedoya en “El Tesoro de Sierra Madre”. A la jueza no le hizo gracia.


La conspiración del Tribunal canadiense
para satisfacer a los cobardes

“No hay duda de que esta sentencia está motivada políticamente”, afirmó el capitán Paul Watson. “El Departamento de Pesca y Océanos quería sus cabezas y las órdenes eran claras; privar a los acusados de la oportunidad de aparecer en su propia defensa y castigarlos duramente”.

Ambos hombres fueron arrestados más allá del límite de las 12 millas, cuando una unidad de la Unidad de Operaciones Especiales de la Real Policía Montada del Canadá abordó el Farley Mowat, en abril de 2008, para apoderarse de toda la documentación que la tripulación de Sea Shepherd había recogido de la crueldad inflingida a las focas por los cazadores de focas. La sociedad para la conservación Sea Shepherd estaba reuniendo documentación para presentarla como evidencia para apoyar la propuesta de prohibición de los productos de foca en el Parlamento Europeo.

No toda la documentación fue incautada. El capitán Paul Watson logró esconder algunas evidencias del barco cuando el Farley Mowat atracó en las islas francesas de Saint Pierre et Miquelon, al sur de Terranova. A pesar de un violento asalto por parte de pescadores franceses contra el Farley Mowat, el capitán Watson, junto con la jefa de cocina Laura Dakin, eludieron a la multitud y partieron en avión antes de que la noticia llegara a los pescadores, que no pudieron interceptarlos en el aeropuerto. Otras memorias digitales fueron sacadas de contrabando fuera del barco entre los objetos personales de los otros dieciocho tripulantes detenidos, pero no arrestados.

Las multas no serán pagadas, ya que ambos oficiales de Sea Shepherd son de la opinión de que se les negó el derecho a un juicio justo.

“Sigo sintiéndome orgulloso de nuestras acciones para documentar la brutal matanza canadiense de focas bebé. Al final ganamos la batalla en el tribunal de la opinión pública internacional. Por eso, ninguna sentencia, no importa cuán draconiana pueda ser, podrá convencerme de que mi labor filmando la brutal matanza de focas bebé estaba mal. Sé quienes son los verdaderos criminales: los bárbaros a los que grabamos despellejando focas vivas, violando las Regulaciones sobre Mamíferos Marinos. Si la jueza Whalen tuviere un poco de sentido de la justicia, los asesinos de focas a quienes documentamos enfrascados en sus crueles prácticas deberían ser los que fuesen multados y encarcelados, no las personas que tomábamos fotografías”, afirmó Peter Hammarstedt, primer oficial del Farley Mowat.

El capitán Alex Cornelissen respondió desde las Islas Galápagos: “El gobierno canadiense continúa tomando medidas extremas para evitar que salga a la luz su más terrible secreto, la mayor matanza de mamíferos marinos del planeta. Abordar a punta de pistola nuestro barco, registrado en Holanda, en aguas internacionales, no pudo evitar que obtuviésemos las pruebas para demostrar al Parlamento Europeo que la llamada caza es, ni más ni menos, un holocausto biológico y los cazadores de focas unos sádicos carniceros. El importe de la multa es irrelevante, no nos impresionaríamos ni aunque fuese un millón de dólares, porque no hicimos nada malo, no somos nosotros los que estamos cometiendo crímenes contra la naturaleza. Y ya que no se nos permite entrar a Canadá, mencionar una sentencia de prisión en lugar de una multa no es más que la rabieta de los burócratas que no pueden admitir su derrota. Pagar la multa es lo que menos me preocupa. La caza está prácticamente acabada, ya no hay más mercado. Puede que hayamos perdido la batalla en el tribunal, pero hemos ganado la guerra para prohibir los productos de foca.”

“Era un tribunal ilegal y la jueza dictó el veredicto que le exigieron los políticos”, afirmó el capitán Watson. “Condenó a dos hombres bajo esta norma orwelliana que prohíbe ser testigo de las atrocidades contra las focas y lo hizo aun cuando tenían prohibida la entrada en el país para defenderse y finalmente establece esta ridícula multa de 45.000 USD. Si esto es lo que Canadá considera justicia, entonces todos los canadienses deberían avergonzarse de sí mismos.”

La operación Tar Baby Farley, caso cerrado

[N. del T. el nombre de Tar Baby Farley, así como algunas otras referencias en el resto del texto se refieren a elementos de la tradición cultural del sur de los Estados Unidos]

Hasta la sentencia, el capitán Paul Watson ha tenido que permanecer en silencio acerca de su estrategia al enviar al Farley Mowat al golfo de San Lorenzo en la primavera de 2008.

“El Farley Mowat se encontraba en un estado que hacía necesaria su retirada. Los gastos de mantenimiento anual en dique seco para mantenerlo en funcionamiento eran una gran carga y el barco era demasiado lento para continuar usándolo en el Océano Antártico. Es caro retirar un barco, especialmente un barco viejo, así que teníamos que encontrar una manera de retirar el Farley sin añadir gastos. Por eso decidí el barco en su viaje final directamente a los brazos del Departamento Canadiense de Pesca y Océanos con la misión de documentar la matanza canadiense de focas bebé de 2008. Como canadiense, cedí mi puesto al primer oficial Alex Cornelissen de Holanda, para ser el capitán del barco de registro holandés Farley Mowat. Necesitábamos enviar una tripulación europea en un barco europeo para llamar la atención sobre la matanza de focas para reforzar el apoyo a la, entonces propuesta, legislación europea de prohibición de los productos de foca en Europa”, declaró el capitán.

“Pasé una semana provocando y aguijoneando al Ministro de Pesca, Loyola Hearn en relación a la posible captura del barco, realizando declaraciones del estilo de “no tiene agallas” para asaltar nuestro barco en aguas internacionales. Era la clásica estrategia del conejo Br’er de decir por favor no me arrojes a las zarzas, cuando en realidad lo que quería todo el tiempo era que lo arrojaran a ellas”, proseguía Watson.

“Enviamos el barco como un anzuelo, y Loyola hizo lo que esperábamos de él. Abordó el barco y se lo quedó. Primero nos pidieron 50.000 USD como fianza, aunque no había ninguna acusación contra el barco o sus dueños. Me negué a pagar la fianza y retuvieron acumulando costes, hasta que un tribunal decidió, sin juicio o audiencia previa, subastar el barco. Después de gastar un millón de dólares en seguridad y gastos de amarre, el barco fue vendido por 50.000 USD, pero el nuevo dueño reunió el dinero, y el gobierno todavía tiene el Farley acumulando gastos cada día con cargo al Departamento de Pesca”.

“El caso está cerrado, el gobierno canadiense está atascado con el barco. Alex y Peter no tienen intención de ir a Canadá, de hecho tienen prohibida la entrada en Canadá, por lo que las multas no serán pagadas y no serán extraditados por un delito menor o no perseguible. Logramos pruebas de gran valor para apoyar la legislación Europa de prohibición de productos de foca y la campaña recibió una gran atención por parte de los medios en Europa, algo mucho más valioso que un barco que debía ser retirado.”

“Así que es indudable que la operación Tar Baby Farley fue un éxito. Caso cerrado” terminó el capitán Watson.





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