Todos podemos cocinar viendo a un cocinero en la televisión, pero... ¿Nos sale igual la receta? ¿Somos cocineros por eso? ¿Por qué un plato que se hace en 40 minutos sale preparado en tres? ¿Estamos seguros de que no usan trucos?
Unas preguntas que le sugiere la presidenta de la Asociación Dog Calm Castellón, Cinta Marí Marco, a quien pide asesoramiento -y a quien no- para criar un perro y que nunca se ha planteado según qué tipo de cuestiones, sino que simplemente tienen ilusión por una mascota y la adquieren. A partir de ahí comienza una larga tarea de aprendizaje de dueño y perro que puede llevar al éxito o al fracaso, aunque el ser humano no lo perciba como tal -el fracaso-.
Ahora que comienza la campaña navideña y los expertos recomiendan tomarse las compras con tranquilidad y sin impulsos, hay que ser más responsables si cabe antes de pedir a los Reyes Magos un cachorro. Y, si lo adquieren, habrá que preocuparse no sólo por las necesidades primarias del perro sino también por su educación, para la que es básica una buena comunicación, un mismo lenguaje.
"Los perros son animales sociales, que tienen un lenguaje y que, con las pautas adecuadas, podemos llegar a que nos entiendan y nos atiendan con respeto", afirma Cinta Marí. La Asociación Dog Calm Castellón, creada sin ánimo de lucro, trabaja por y para los perros, promoviendo la educación canina en positivo, formando y ayudando a las personas en la educación de sus perros, especialmente a la hora de afrontar problemas en los que sea necesario modificar su conducta.
"Realizamos visitas a domicilio donde formamos e informamos a los propietarios para una buena convivencia con sus animales. Ante la necesidad de una modificación de conducta, tras el diagnóstico, realizamos un tratamiento único para cada perro, no hay dos canes iguales, por lo que no sirven tratamientos estándares, aunque algunos tengan cosas en común", indica la experta.
Los propietarios que buscan ayuda de esta entidad suelen llamar cuando se producen problemas de convivencia, comportamientos agresivos, los perros tiran de la correa, destrozan cosas o sufren problemas de miedos, etc. "Pocas son las personas que nos llaman para 'prevenir' e informarse", lamenta la técnica.
Diferencia entre un juego y una imposición
Eso sí, la gente quiere conocer 'trucos' cuando oyen hablar del 'clicker' y los premios. "Aquí resaltamos la importancia de que es un juego, que si queremos jugar a entrenar, debe ser solo un par de minutos al día, que no podemos tener al perro trabajando 24 horas, porque es fundamental su descanso".
De ahí la relevancia de conocer su lenguaje, sin obligarle a nada, "premiando lo que queremos y teniendo en cuenta cuestiones como que, por ejemplo, si saben sentarse, lo que haremos será poner señal (gestual u oral) a ese comportamiento".
El clicker es una cajita que emite un sonido (un click como las antiguas ranitas) del que se sirve el educador para el adiestramiento y que está basada en el uso del refuerzo positivo, especifica la experta. "Primero se asocia el click a un premio, nunca hay click sin premio, aunque nos equivoquemos a la hora de clickar", dice, al tiempo que advierte de que "mal usado puede causar mucha frustración".
Conociendo su lenguaje y con respeto, el dueño puede lograr del can más que de un niño, hasta que recoja sus juguetes. El vídeo adjunto muestra una sesión de clicker:
Es cierto que muchas personas ignoran "por desconocimiento" su lenguaje, apunta Cinta Marí, "pero es más cierto que los perros nos dan día a día lecciones sobre paciencia y tolerancia. Están 'diseñados' para vivir en grupo y evitar conflictos, y son excelentes", valora.
Educar en positivo o de forma amable "no es que las mascotas hagan lo que les da la gana", apostilla. "Es enseñarles de la forma más amable posible, desde el entendimiento -y haciendo que sea coherente a la naturaleza del perro- las normas que ya existen en nuestra familia o grupos sociales. Usar el sentido común, el respeto, empatía, tolerancia y la paciencia".
Pero, sobre todo, "tenemos que dejarles ser perros y permitirles aprender y gestionar situaciones, teniendo en cuenta su estado emocional". Aprender a equivocarse forma parte del aprendizaje. Hay que permitirles explorar. Queremos que los perros nos hagan caso siempre, pero..., ¿por qué tienen que hacernos caso siempre?, ¿lo hacemos nosotros en todas las ocasiones?, ¿a nuestros hijos, padres o jefes?, reflexiona la técnica.
Y, por último: bajo presión, fuerza o castigos, el can sólo aprende a evitar las consecuencias de no obedecer, "y a nadie nos gustaría vivir así".
Contra los collares de pincho o eléctricos
Aparte del asesoramiento a los propietarios, la Asociación Dog Calm Castellón también se 'impone' la función de contribuir al desarrollo legislativo aportando ante la administración todo tipo de conocimientos al respecto, así como establecer enlaces y colaboraciones con otras entidades de características y objetivos similares.
De momento, han presentado al Ayuntamiento de Castellón el programa pionero 'El perro cívico en Castellón' y ha aportado mejoras a la ordenanza municipal sobre la tenencia de animales de compañía, "con el fin de que se cubran las necesidades básicas de los perros y excluya el uso de herramientas aversivas como los collares de pinchos, ahogo y por supuesto eléctricos, que simplemente enseñan a tener miedo y conductas agresivas".
El próximo seminario que desarrollará en Castellón será ya en febrero de 2012 y versará sobre las 'Señales de calma Vs señales de sumisión', impartido por Almudena Ortiz y Jose Luís Arias, educadores caninos, terapeutas de comportamiento, profesores de educación y 'clicker' en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
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